Nuestra historia
Breve historia del colegio
La historia
Nos tenemos que remontar a los últimos años del siglo XIX cuando los vecinos de Limpias pensaron en la fundación de una escuela o colegio de niños y el ayuntamiento encomendó al entonces alcalde D. Esteban Pereda conseguir de los Padres Paules en España, el envío de misioneros a Limpias con la promesa de construir un colegio. En este contexto, el 13 de septiembre de 1893 llegaron a Limpias, para hacerse cargo de dicho cometido, tres padres y dos hermanos coadjutores que se acomodaron en una vieja casa (El Caserón), frente a la iglesia de El Cristo. El primer director fue el P. Ángel Martínez Martín. El uno de octubre comenzaban su labor docente con doce alumnos de segunda enseñanza reconocida y agregada al Instituto provincial de Santander.
El deficiente estado de la Casa-Colegio en el barrio de Rucoba, hizo que se buscase un solar para edificar un centro de nueva planta. El 23 de febrero de 1897, se adquiere un terreno y se procede a la ejecución de las obras sobre planos del arquitecto D. José Grases, planos que fueron modificados por D. Emilio de la Torriente, y la dirección de D. Pedro Carreras, como maestro de obras. Las obras finalizan en enero de 1900 y ese mismo año se celebran en el nuevo edificio los exámenes del curso académico 1899-1900 y el curso académico 1900-1901 se inicia ya en las nuevas dependencias.
La labor docente continúa a partir de entonces en la nueva construcción. A la búsqueda del éxito académico se añade otro fin importante: estrechar los vínculos de unión y amistad con los vecinos de la Villa de Limpias. El padre Lorenzo Sierra dirigiéndose a sus convecinos le dice “no podéis mirar con indiferencia cuando se refiere a este Colegio; antes bien, debéis mirarlo como cosa de familia y que os llega muy de cerca, porque son vuestras sus glorias y humillaciones, su prosperidad y decadencia, su renombre y obscuridad”. Se realizan estudios de Bachillerato (los exámenes oficiales se verifican en el Instituto General y Técnico de Santander), estudios de Comercio o contador Mercantil (los exámenes tienen lugar en la Escuela Superior de Comercio de Santander), estudios libres y de primera enseñanza. En el curso 1915-1916, el colegio tiene 111 alumnos internos procedentes de Santander (capital y zona oriental) y, fuera de Santander, de lugares como Plencia, Gorliz, Las Arenas y Bilbao.
A Limpias, para dar respuesta a los retos formativos del colegio, son destinados profesores comprometidos y competentes y se realizan importantes obras para acoger cada vez a un número mayor de alumnos: 156 en el curso 1928-1929, 198 en el curso 1930-1931. Así hasta el año 1933, en que la coyuntura política del país obligó a un cambio en las enseñanzas; se cesa la enseñanza de las carreras civiles y el colegio se convierte en seminario menor. La confrontación armada en que se sumió el país no permitió continuar esta nueva labor educativa; los seminaristas, después de una ajetreada evacuación, son enviados a sus casas. En 1939, se reorganiza como seminario menor: se recupera el edificio pero se pierde la biblioteca y desaparece el museo.
En el curso 1940-1941, se inicia otra vez la labor docente civil con 24 alumnos internos, 38 externos; se vuelve a tener alumnos de bachillerato y comercio. En 1942, se ratifica como “después de algunos cambios habidos en los fines de esta Casa-Colegio, ha vuelto a seguir el rumbo primero y viene funcionando como carácter de Colegio, tal y como fue desde su primera fundación”, sin embargo, no se retoma el rumbo anterior. El curso 1942-1943, comienza con ocho alumnos internos y nueve externos, lo que motiva que se presente un orden de venta del colegio con todas sus dependencias y terrenos a la Comandancia de Fortificaciones y Obras de la Sexta Región Militar para la instalación de la Academia Preparatoria Militar de Suboficiales. La venta no se lleva a cabo y, entre 1950 y 1957, la Casa-Colegio se convierte en Casa de Noviciado (pasan 908 seminaristas entre aspirantes a sacerdotes y hermanos coadjutores); en el curso 1958-1959 la casa pasa a ser seminario menor.
A partir del 1962, se vuelve a los orígenes impartiendo enseñanzas civiles. Se consigue la firma de los alcaldes de la zona para presentar petición de apertura del Bachillerato Reconocido Elemental (iniciativa en la que tuvieron mucho que ver los antiguos alumnos, porque fueron ellos, en una asamblea, los que pidieron que Limpias volviera a ser el colegio para sus hijos). En el curso 1962-1963 están matriculados 210 alumnos; en el curso 1963-1964 (el Decreto 2378/1964 de 9 de julio establece que “queda clasificado como Reconocido de Elemental con alcance y efectos que para dicha categoría y grado académico establecen las disposiciones vigentes, el Colegio de Enseñanza Media no Oficial masculino de San Vicente de Paúl de Limpias (Santander)”, 307. Se emprende la tarea difícil de la construcción del nuevo edificio y los campos e instalaciones deportivas (1964). En el año 1968, son autorizadas dos clases de enseñanza primaria; la autorización definitiva del Bachillerato Superior se produce en 1970. En el año 1973 la comunidad de PP. Paúles atiende la parroquia de Colindres y un año más tarde la de Limpias, Rasines y Ojebar. En 1975, se consigue la calificación de Centro Homologado de Bachillerato; en 1980, es clasificado como centro de E. G. B con 16 unidades. En 1981 se presenta el Estatuto del centro y el Ideario donde se reglamenta el régimen interior y se establecen los derechos de toda la comunidad educativa del Centro. En 1983 el colegio tiene concierto con la administración de Educación y Ciencia desde el 28 de mayo de 1986. El 2 de septiembre de 1993 el ministerio aprueba el proyecto de obras para impartir primaria y Educación Secundaria. Ese mismo año tiene lugar la celebración del centenario de la presencia de los PP. Paúles en Limpias. Han pasado hasta esta fecha 252 misioneros.
A partir del año 2000 se acometen algunas reformas en el edificio para acoger la etapa de Educación Infantil. Algunos nombres resuenan en estos años por su dedicación y entrega al colegio: P. Benedicto González, P. Roberto Calero, P. Serafín Pérez, al que se dedica la Biblioteca y el director actual, P. Antonio Medina. Destacar la cantidad de reformas a partir del año 2013, adaptando al detalle, apostando por espacios acogedores y luminosos para mejorar la calidad de la enseñanza. El colegio está reconocido como Colegio Privado Concertado con tres aulas de educación infantil, seis aulas de educación primaria y cuatro aulas de educación secundaria.
Los protagonistas
Alumnos, familias y docentes han ido forjando esta historia centenaria. Fiel a sus orígenes, el colegio ha ofrecido a lo largo de todos estos años sus servicios educativos a las familias de la cuenca del bajo Asón y de otras zonas de Cantabria y del País Vasco, que voluntariamente quisieron que sus hijos recibiesen una enseñanza de rigor académico en un ambiente de cercanía y sencillez. La ocupación y preocupación de este centro educativo ha sido y es ofrecer a todos los alumnos, independientemente de su origen, sus capacidades y sus intereses, las herramientas necesarias para que vayan construyendo su propio proyecto de vida y contribuyan a conformar una sociedad mejor. Desde una pedagogía de la proximidad, la apuesta del centro es educar en el amor, para que cada uno construya su propio pensamiento y piense por sí mismo, para poder realizarse en un mundo cambiante y lleno de retos personales y comunitarios.
Tras esta labor educativa, en primera línea, han estado y están los misioneros Paúles (en fechas más recientes ayudados por profesores seglares) a los que la Congregación de la Misión encomendó la labor de dirigir esta Casa-Colegio. Son muchos, tanto en sus etapas de enseñanza civil como en la etapa de enseñanza religiosa, los que dedicaron años de su vida a la noble tarea de acompañar a generaciones de jóvenes en su formación académica y humana. Todos han ejercido un magisterio de vida y de palabras que nos ha hecho llegar hasta aquí. Muchos hombres buenos, todo un equipo que ha hecho realidad el pluralismo ideológico, el sentimiento humano y cristiano de la vida, la apertura al otro pensando siempre, siguiendo el ideal vicenciano, en los más desfavorecidos. Y, todo ello sin grandes alharacas, sin manifiestos, sino como trabajo a pie de obra, de día a día. Para educar llevaron en el alma, un poco de marinos…, un poco de piratas…, un poco de poetas…. y mucha paciencia y entrega concentrada. Les bastó con ver crecer aunque fuese a consta de su propia mengua.
Recordar, también, los rostros, las vidas concretas de esos miles de jóvenes, que con libertad y espíritu abierto al mañana, a la transcendencia, fueron encomendados y prestados por un tiempo a esta Casa-Colegio. Ellos han sido los “culpables” de esta aventura. Una aventura dichosa e inconclusa que seguirá abierta muchos años más. Ellos son los que han dado vida al centro, los que han escrito esta historia secular, ellos hicieron que se hablase de “versos y de hemistiquios, y del Dante, y de Shakespeare, y de Moratín (hijo), y de pluscuamperfectos y de participios”, y sobre ellos volase el ángel de los números (“vírgenes con escuadras y compases, velando las celestes pizarras”). Los que fueron ayer y los que son hoy, hace que la Casa-Colegio sea un proyecto infinito de jóvenes, de padres, de maestros…
En este rincón de Cantabria nos queda (en versos de Rafael Alberti) «el verde prado, el verde de la mar, la escama azul del pescado, el viento de la bahía y el remo para remar” y queda, al remanso de las aguas del Asón, esta Casa-Colegio de Limpias. Como ni el pasado ha muerto, ni está el mañana escrito, preparándose para retos futuros, con el verde, el azul, viento y remos…, a remar siempre hacia adelante en esta tarea de Dios.
Texto de D. Miguel Ángel Bernal Aguilar + con motivo de la celebración del 125 aniversario del centro. 13 de septiembre de 2018.